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En los últimos días aumentó el riesgo empresario de producir por volatilidad externa e interna, que obligará a un monitoreo permanente de las variables “tranqueras afuera” y a producir con modelos seguros
En los últimos 30 días cambiaron muchas cosas en el mundo y en la Argentina, lo que generó volatilidad y sensación de aumento del riesgo entre los operadores. El mundo venía con condiciones de estabilidad o crecimiento económico en muchos países, a pesar de las guerras en Ucrania y en la franja de Gaza. Pero ese comportamiento cambió a partir de los anuncios del presidente Trump sobre aranceles a la importación, retaliaciones de los países afectados y otras medidas que que generan incertidumbre e inflación y tendrán impacto en los mercados y en la economía de muchas naciones, destaca un reporte de AZ-Group.
“Internamente, luego de varios meses de tranquilidad en el tipo de cambio y previsibilidad en el índice de inflación, con un paulatino aumento del consumo de la población, aunque con un crecimiento heterogéneo entre sectores, surgió escepticismo sobre la evolución del programa monetario”, señala el reporte. Agrega: “Los operadores intuyen cambios en el mecanismo para ajustar el tipo de cambio una vez que se termine de acordar la asistencia financiera con el Fondo Monetario Internacional, lo que genera desconfianza en el peso. Además, analistas advierten que hay problemas de competitividad en nuestras exportaciones, por un dólar que perdió gran parte del valor alcanzado en diciembre de 2023 y por el “costo argentino”, que comienza a desmantelarse con desregulaciones, pero que todavía exige mucho más de lo que se ha hecho. Simultáneamente, la oposición al gobierno comenzó un programa de enfrentamiento explícito, que procura desestabilizarlo y reducir la gobernabilidad».
En ese contexto renació la incertidumbre en la micro. “En estos días, los productores tienen que comercializar los granos cosechados de la campaña 2024/25 y programar su plan de siembras 25/26. También, darle forma al planteo ganadero en un año en que se advierte un fuerte proceso de caída de exportaciones de carne. Los tamberos deben determinar cuál será el sistema de producción de leche que funcionará mejor con las variables macro vigentes”, apunta Diego Curat, director de AZ-Group.
“Los productores deberán moverse con cautela y tener en cuenta todas señales de alerta que emiten los mercados, la economía del país y del mundo”, dice Curat. Según su visión, las principales señales “macro” que habrá que monitorear serían:
Las señales “micro” que se deberán seguir son:
“La soja de primera de la campaña 2022/23 generó un margen neto de 153US$/ha, con un precio de 320US$/t en campo alquilado de la zona núcleo. En el ciclo 2024/25, el mismo cultivo dio un margen neto de 96US$/ha (-38%), por una caída de precio a 296US$/t. Y hay pocas posibilidades de que esta ecuación cambie para mejor en el ciclo 2025/26 si sigue la guerra comercial”, destaca el reporte.
Según la consultora, en lechería, en los últimos meses, los precios del producto vienen perdiendo frente a la inflación y no se vislumbra un cambio de tendencia en el corto plazo. “También se deterioran las relaciones insumo/producto: un mes atrás se podían comprar 2,3 kilos de maíz con un litro de leche; en estos días se pueden adquirir 2 kilos del cereal y se espera que la relación siga deteriorándose. Para manejarse en este contexto que se complica mes a mes, habrá que tener un tablero de control de costos, analizar permanentemente las relaciones insumo/producto y manejar muy bien la nutrición y reproducción del rodeo”, aconseja.
Agrega: “Finalmente, otra característica de la producción de 2005 será el mantenimiento del riesgo de sorpresas en la cadena comercial, que obligan a cambios en la forma de comercialización de productos agropecuarios. Se preferirá muchas veces las ventas de granos al contado y se reducirán las entregas a fijar”.
“Más allá del momento delicado que viven las economías del hemisferio norte y de nuestro país, en las empresas será importante poner el foco en atacar los temas estructurales que operen como limitantes de la productividad y en las cuestiones de largo plazo que generen saltos de productividad”, recomienda Curat. Así, inversiones en tecnologías que optimicen el uso de recursos y reduzcan costos operativos serán los drivers de esta nueva etapa, con equipos de trabajo que repiensen los procesos para alcanzar nuevas metas, con una visión que enfatice la eficiencia en todas las operaciones.
Curat aconseja: “será necesario estar atentos a la coyuntura y evaluar permanentemente los cambios en el contexto, pero evitando que esa problemática bloquee las decisiones productivas y comerciales, porque el desafío, aún en estas circunstancias, es seguir produciendo bien y a menores costos”.
LA NACION
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