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Un estudio en más de 28 mil personas revela que ciertos tipos de dieta podrían aumentar el riesgo de síntomas depresivos, especialmente en hombres y personas con sobrepeso. Qué patrones alimentarios están bajo la lupa.
05 de junio de 2025, 14:01
Una nueva investigación realizada por la Universidad de Toronto, Canadá, y publicada en la revista BMJ Nutrition, Prevention & Health analizó la relación entre los hábitos alimentarios y los síntomas depresivos en más de 28 mil personas adultas.
¿El hallazgo? Seguir una dieta baja en calorías podría estar vinculado con un mayor riesgo de depresión, en especial en ciertos grupos.
Los investigadores encontraron que los hombres y las personas con sobrepeso u obesidad son más vulnerables a los efectos emocionales negativos de las dietas restrictivas. Esto abre nuevas preguntas sobre la salud mental en contextos donde hacer dieta es una norma social.
Los participantes del estudio respondieron un cuestionario estándar para evaluar síntomas depresivos, y detallaron si seguían alguna dieta específica. Se los dividió en cuatro grupos:
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- Dietas restrictivas en calorías
- Dietas que limitan nutrientes (grasas, azúcares, sal)
- Patrones dietéticos establecidos (como los recomendados para diabetes)
- Personas sin dieta
Los que seguían dietas bajas en calorías mostraron puntuaciones más altas en síntomas depresivos en comparación con quienes no hacían dieta. El efecto fue aún más marcado en personas con sobrepeso.
Según los autores, este tipo de dietas puede inducir deficiencias nutricionales, como falta de proteínas, vitaminas y minerales esenciales, y generar estrés fisiológico. Ambos factores pueden impactar directamente en el estado de ánimo.
En particular, se detectaron síntomas cognitivo-afectivos (pensamientos negativos, desánimo) más altos en quienes seguían dietas restrictivas, especialmente entre hombres. También se observó un aumento de síntomas somáticos (como ansiedad o malestares físicos sin causa médica clara).
Una de las hipótesis apunta a las necesidades nutricionales diferentes entre hombres y mujeres. Nutrientes como la glucosa (de los carbohidratos) y los ácidos grasos omega-3 (de las grasas saludables) son claves para el buen funcionamiento cerebral.
Si estos se restringen de forma abrupta o sostenida, podrían afectar más a los hombres por sus mayores requerimientos energéticos.
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Aunque este estudio es observacional y no puede probar causa directa, sus resultados contradicen a otros trabajos que asociaban las dietas bajas en calorías con mejoras en el estado de ánimo. Los autores explican que esto podría deberse a que los estudios anteriores fueron realizados en entornos controlados, donde se cuidaba que no haya carencias nutricionales.
En la vida cotidiana, sin supervisión profesional, muchas dietas terminan siendo desequilibradas. Y eso, lejos de ayudar, puede empeorar la salud mental.
Los especialistas señalan que es fundamental adoptar una mirada integral sobre la alimentación y la salud. No se trata sólo de contar calorías, sino de garantizar una nutrición adecuada y sostenible en el tiempo.
Antes de seguir cualquier dieta restrictiva, es clave consultar a profesionales de la salud. El cuerpo, y también la mente, lo agradecerán.