El reconocido violinista armenio Yuri Petrossian ha fallecido esta madrugada en Córdoba a los 77 años de edad. La noticia ha causado una profunda conmoción en el seno de la Orquesta de Córdoba, entidad que ayudó a fundar en 1992 y a la que entregó más de tres décadas de su vida y donde fue mucho más que un violinista: fue un referente, un mentor, un símbolo de inspiración y sensibilidad artística.
De origen armenio, Petrossian nació en Bakú, capital de Azerbaiyán, en el seno de una familia marcada por el exilio. Sus padres, refugiados armenios, le transmitieron desde la infancia la memoria viva del genocidio que asoló su tierra a manos del Imperio Otomano. Esa herida histórica, más que cerrarse, se transformó en música. Con el violín como puente entre el pasado y el presente, entre la memoria y la esperanza, Yuri supo transmitir el dolor de un pueblo sin necesidad de palabras.
Trayectoria
En 1989 se trasladó a Erevan, la capital de Armenia, y tres años más tarde llegó a España para actuar con la Orquesta de Armenia en la Exposición Universal de Sevilla de 1992. Tenía entonces 44 años y una vida entera de experiencia musical a sus espaldas, incluido el título de catedrático de Violín en Azerbaiyán. Pero en España encontró algo más: encontró un país donde empezar de nuevo. Se presentó a las oposiciones, consiguió una plaza en la Orquesta de Córdoba y, desde entonces, no dejó de tocar ni de enseñar.
Durante sus más de treinta años en Córdoba, Petrossian se convirtió en una figura muy querida, tanto por sus compañeros como por sus alumnos. Entre ellos, destacan nombres de reconocido prestigio como Luis Báez, Eles Bellido o Paco Montalvo, a quien seguía llamando cariñosamente «Paquito». Más allá de los aplausos y de los escenarios, se sentía especialmente orgulloso de haber sembrado vocaciones. Enseñaba con un álbum de fotos bajo el brazo, repleto de recuerdos musicales, porque no entendía la pedagogía sin emoción.
A lo largo de su carrera tuvo el privilegio de compartir escenario con leyendas como Plácido Domingo, Montserrat Caballé, Josep Maria Carreras y Pedro Lavirgen. Pero nunca perdió la humildad. Decía que la música era su “modo de explicar el mundo”. Su refugio. Su forma de resistencia. “La música es capaz de transmitir al público muchas emociones, estados de ánimo y una comunicación directa”, afirmaba en una de sus entrevistas concedida a Diario CÓRDOBA. Y es que, para él, el violín no era solo un instrumento: era una extensión de su alma.
Casado y padre de dos hijos, su familia, sus amigos y sus discípulos lloran hoy una pérdida que trasciende lo personal. Con su partida, Córdoba se despide no solo de un músico excepcional, sino también de un hombre íntegro, comprometido con la memoria de su pueblo y enamorado del país que le acogió.
El último adiós a Yuri Petrossian se celebrará mañana miércoles 11 de junio, de 9.00 a 9.30 de la mañana, en el Tanatorio de Las Quemadas.