Aunque los gatos son famosos por su carácter independiente y reservado, también son criaturas sensibles que requieren ciertos cuidados para sentirse cómodos en el hogar. Entender qué cosas los incomodan o estresan es clave para garantizar su bienestar físico y emocional. A continuación, te contamos siete cosas que los gatos odian y qué podés hacer para evitarles momentos desagradables.
1. El agua: una enemiga ancestral
A diferencia de los perros, la mayoría de los gatos no disfruta del agua. Esta aversión se remonta a sus ancestros salvajes, que habitaban regiones áridas y no estaban acostumbrados a nadar o mojarse. Para muchos gatos, el agua no solo es incómoda, sino que también puede ser una fuente de estrés. Evitá mojarlos innecesariamente, y si necesitás higienizarlo, optá por alternativas como toallas húmedas especiales o baños en seco.
2. Ruidos fuertes: enemigos del silencio
Los gatos tienen un oído muy fino y cualquier ruido estridente puede resultarles perturbador. Tormentas, música muy alta, fuegos artificiales o aspiradoras suelen causarles ansiedad o incluso ataques de pánico. Durante eventos ruidosos, lo mejor es ofrecerles un refugio tranquilo, con sus mantas o juguetes preferidos, donde puedan sentirse seguros.
3. Olores intensos: una sobrecarga sensorial
El olfato felino es unas 14 veces más agudo que el humano, por lo que los olores fuertes les resultan intolerables. Perfumes, productos de limpieza con cloro o amoníaco, humo de cigarrillo, e incluso alimentos como la cebolla, el ajo o el vinagre, pueden resultarles desagradables o incluso tóxicos. Mantené estos elementos fuera de su alcance y ventilá bien los ambientes tras usar sustancias con fragancias intensas.
4. Ser sostenidos a la fuerza: respeto por su espacio
A diferencia de los perros, que suelen disfrutar del contacto físico constante, los gatos valoran su autonomía. Si los alzás o acariciás cuando no lo desean, pueden reaccionar con molestia, e incluso con agresividad. Es fundamental respetar su lenguaje corporal: si se alejan, bajan las orejas o agitan la cola, es momento de dejarlos tranquilos.
5. Cambios en la rutina: el valor de la previsibilidad
Los gatos son animales de hábitos. Un cambio repentino en su rutina diaria —como mover su bandeja de arena, modificar sus horarios de comida o introducir nuevos miembros en el hogar— puede provocarles ansiedad. Lo ideal es realizar cualquier ajuste de forma paulatina, permitiéndoles adaptarse a su propio ritmo.
6. Caricias bruscas: todo con delicadeza
Aunque disfrutan del contacto humano, los gatos prefieren caricias suaves y en zonas específicas, como la cabeza, el cuello o el lomo. Acariciarlos con demasiada fuerza o tocarles el vientre (una zona vulnerable para ellos) puede generar rechazo. Prestá atención a sus señales y adaptá tu interacción a sus preferencias.
7. El limón y los cítricos: aromas insoportables
Los cítricos, especialmente el limón, tienen un olor que actúa como repelente natural para los gatos. Esta característica puede ser útil si querés mantenerlos alejados de ciertas áreas del hogar, como plantas delicadas o muebles. Sin embargo, no se recomienda usar aceites esenciales ni productos concentrados, ya que algunos pueden ser tóxicos. Siempre optá por métodos seguros y naturales.
Conclusión
Conocer las preferencias y aversiones de tu gato es fundamental para construir una convivencia armoniosa. Prestar atención a sus reacciones, respetar sus tiempos y crear un entorno predecible y seguro no solo evitará conflictos, sino que fortalecerá el vínculo que compartís con tu felino.