En los días de calor, es común que al pasar por una verdulería, un supermercado o incluso un puesto en la ruta, nos tiente una porción de sandía, melón o ananá ya cortada. Estas frutas, refrescantes y prácticas para consumir al paso, suelen venderse por mitades o cuartos, lo que puede resultar conveniente para no desperdiciar. Sin embargo, comprar fruta ya abierta puede implicar un riesgo para la salud si no se conserva de manera adecuada.
¿Por qué puede ser peligroso?
Cuando una fruta se corta, su pulpa queda expuesta al ambiente. Esto aumenta la posibilidad de que se contamine con bacterias o microorganismos, sobre todo si no se respeta la cadena de frío o las normas básicas de higiene. En muchos casos, estas frutas se exhiben sin refrigeración y al sol, lo que favorece el crecimiento de microorganismos que pueden causar enfermedades gastrointestinales.
Además, cortar frutas para su venta individual infringe ciertas normativas de seguridad alimentaria, ya que no siempre se garantiza que se hayan manipulado en condiciones sanitarias apropiadas.
Cómo deben conservarse las frutas cortadas
Según especialistas en seguridad alimentaria, frutas como la sandía, el melón o la piña ya cortadas no deberían mantenerse a temperatura ambiente por más de tres horas. Y aun dentro de ese lapso, es importante que se encuentren:
- En ambientes ventilados
- Al resguardo de la luz solar directa
- A temperaturas exteriores inferiores a 25 ºC
Pasado ese tiempo, deben conservarse obligatoriamente en frío, a temperaturas inferiores a los 5 ºC, para evitar que proliferen bacterias dañinas. Así lo advierte la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición, que recomienda evitar el consumo de frutas cortadas que no hayan sido almacenadas correctamente.
¿Cómo saber si una fruta cortada está en condiciones?
Antes de comprar una fruta ya abierta, es importante observar:
- Si está refrigerada
- Si está cubierta o protegida del polvo y los insectos
- Si el color y la textura de la pulpa se ven frescos
- Si fue manipulada con guantes o utensilios adecuados
Si no se cumplen estos mínimos requisitos, lo más recomendable es no comprarla. Consumir frutas cortadas que no fueron conservadas adecuadamente puede causar intoxicaciones, malestares digestivos y otros problemas de salud.
En resumen:
Por más tentadora que parezca una rodaja de sandía en un día caluroso, es fundamental priorizar la seguridad alimentaria. Comprar frutas enteras y cortarlas en casa es la mejor manera de asegurarse de que están en buen estado. Y si vas a consumir frutas ya partidas, hacelo solo si ves que fueron correctamente refrigeradas y manipuladas con higiene.