José María Ángel se pasó nueve años con el verano como tiempo de alerta, con los incendios como amenaza. Es lo que tiene el cargo de secretario autonómico de Emergencias, donde estuvo los ocho años del Botànic (2015 a 2023) y se vio obligado a alargar los dos meses estivales del inicio del Consell de PP y Vox. Paradojas de la política, tras 30 años y haber sobrevivido a la gestión de todo tipo de catástrofes, ha sido una cuestión de su pasado, las dudas sobre la falsificación de su formación, la que ha puesto fin a su dilatada trayectoria. Cómo no, en plena canícula. El último ‘incendio’ no hubo manera de apagarlo.
Toda dimisión tiene algo de premura, de dejar algo a mitad de hacer y así ha pillado a Ángel la polémica sobre su currículum. El veterano dirigente socialista estaba enrolado en la que se preveía que sería su última misión: coordinar la labor del Gobierno de España en la reconstrucción tras la dana. La responsabilidad ante la magnitud de la tarea era también un reconocimiento a su carrera, especialmente en lo relativo a las emergencias, considerado una institución en sí misma en el mundo socialista, algo que se complementó con el nombramiento como presidente del PSPV a finales de enero. Quizá ese empoderamiento de su figura, esa voluntad de convertirlo en símbolo socialista de buena gestión frente a la torpeza del Consell la tarde del 29-O, ha terminado de convertirlo en pieza de caza mayor para el PP. En el entorno de Carlos Mazón le tenían tomada la medida desde hace años. Conocían que tenía un punto débil escondido en su expediente laboral como funcionario. Lo sabían en las Corts y en la diputación. Esta semana, casualmente un día 29 de manifestación, le estalló la bomba en forma de investigación de la Agencia Antifraude.
La llamada para formar parte del equipo del Ejecutivo central le llegó a Ángel el pasado mes de diciembre pendiente de la prórroga de su jubilación en su plaza de la Diputación de Valencia, donde es funcionario desde hace más de 36 años, con 12 trienios a las espaldas. Estaba en un subgrupo A2 (donde radica parte de la polémica) adscrito al Grupo Socialista. El punto de partida antes de esta última incursión gubernamental es, también, el foco del que ha salido la polémica que le ha costado la renuncia definitiva.
Antes de ello, José María Ángel Batalla (Valencia, 1956) había sido prácticamente de todo en todos los escalafones en los que se va distribuyendo el poder territorial. Alcalde durante 18 años de l’Eliana (vive, de hecho, a cinco minutos a pie del 112); jefe de gabinete del Ministerio del Interior en la etapa de Antonio Asunción y José Alberto Belloch (1993-95), senador durante una legislatura (2011-15) y durante más de ocho años, secretario autonómico de Emergencias, con el Consell del Botànic (2015-2023), antes de regresar a su plaza en la Diputación de Valencia.
El comisionado del Gobierno de la dana, José María Ángel, anoche sale de la Delegación del Gobierno en València / José Manuel López
Esos años afrontó crisis como la dana de 2019, una gestión que ha sido señalado ahora como ejemplo de anticipación (el Cecopi se convocó dos días antes, y la UME se movilizó la víspera), además de introducir el EsAlert (sistema de alerta masiva). «No sé qué hubiera pasado con José María al frente el 29 de octubre, pero sé que hubiera movilizado a todos los alcaldes a primera hora de la mañana», dice una antigua colaboradora recordando su aura en la gestión de crisis. Más que aura, era insistencia. No había alcalde al que no machacara el teléfono si llegaba un temporal. No había crisis sin que pusiera en alerta al gabinete de Presidencia en los ocho años del Botànic, algo que, según parece, no se dio en la última dana de octubre. Este reconocimiento transversal llevó a que los responsables del Consell que hoy reclaman su salida lo aguantaran durante dos meses ante la entrada de Vox y la falta de perfiles.
Responsable del EsAlert
Conocido por su trato afable («en el Senado, cuando ha ido, los ujieres todavía le saludan», dice uno de sus conocidos), la cercanía con los alcaldes fue uno de los factores que más se ha subrayado de su manera de hacer política, algo que influyó en el nombramiento como comisionado y en el cargo honorífico en los socialistas valencianos. Ángel aterrizaba en diciembre en un contexto en el que llevaba varias semanas inmerso. La delegada del Gobierno, Pilar Bernabé, lo incorporó a su equipo unas semanas antes. En este puesto, la rutina estaba clara: desayuno temprano con Ángel y salida hacia los pueblos afectados por la dana.
Con una larga experiencia, también, entre militares (algo poco habitual en ámbitos socialistas, lo que ha hecho esencial la última década), otro factor que jugó a favor de su nombramiento es haber coincidido ya con Gan Pampols, el actual vicepresidente del Consell que fue general jefe del Cuartel General Terrestre de Alta Disponibilidad de la OTAN en Bétera. Sin embargo, ese pasado que brilla en forma de gestión, ha regresado en forma de polémica y ha acabado provocando la salida de toda una institución dentro de los socialistas valencianos.
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