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Ginebra no logra sellar el ansiado tratado global para reducir el impacto del plástico en el mundo: «Hemos perdido una oportunidad histórica»

Los plásticos, en todas sus formas y colores, ya invaden nuestros mares, nuestros bosques y nuestras ciudades; se cuelan en los alimentos que comemos, en el aire que respiramos y en la tierra que pisamos; y según apuntan cientos de estudios, ya se han infiltrado en nuestra sangre, nuestros órganos internos y hasta en nuestras células reproductoras. Durante dos semanas, 184 países se han reunido en Ginebra para intentar poner fin a este problema pero, tras unas convulsas negociaciones marcadas por disputas geopolíticas y la marcada presencia de los lobbies del sector, este viernes la Asamblea de Naciones Unidas ha cerrado su reunión sin un acuerdo sobre el ansiado primer tratado global contra los plásticos. La decisión, que aspiraba a convertirse en el pacto ambiental más importante desde el Acuerdo de París, ha decepcionado al mundo entero. «Hemos perdido una oportunidad histórica«, ha denunciado la portavoz de Noruega en este encuentro.

El acuerdo no se ha bloqueado por disputas menores o por mensajes entre líneas sino por el choque frontal entre dos bloques. Por un lado, una coalición de más de 100 países, incluidos los miembros de la Unión Europea, estados insulares del Pacífico y varios gobiernos de América Latina y África, han defendido la necesidad de un «acuerdo ambicioso» en el que se establecieran «límites globales obligatorios» a la producción de plástico, la eliminación de plásticos de un solo uso en todo el mundo y la prohibición del uso de químicos potencialmente peligrosos en la elaboración de este material. Mientras, por otro lado, un bloque de potencias productoras de petróleo liderado por Estados Unidos, China, Arabia Saudí y Rusia ha defendido la elaboración de un tratado centrado casi exclusivamente en mejorar la gestión de residuos y el reciclaje. En ambos casos, las partes se han anclado a sus posiciones y han afirmado que no estaban dispuestas a ceder ante un acuerdo que no respetara su visión.

Tras dos semanas de tensas negociaciones, el equipo que lidera ha liderado las negociaciones de Ginebra, encabezado por el diplomático ecuatoriano Luis Vayas Valdivieso, ha intentado sin éxito encontrar un punto medio entre estas dos visiones pero, finalmente, no ha conseguido contentar a nadie. Los últimos borradores presentados por el equipo, de hecho, fueron definidos como «inaceptables», «decepcionantes» y hasta «repulsivos» por parte de países como Colombia, Canadá, Reino Unido y la Unión Europea. Varias coaliciones de científicos y plataformas ambientalistas, por su parte, también afirmaron que los textos puestos sobre la mesa durante la reunión suponían «una rendición a los intereses de los petroestados y a la industria petroquímica» y «retroceso político grave» que «traiciona el mandato original de este acuerdo, desoye los derechos humanos y ambientales, y pone en riesgo el futuro de las próximas generaciones».

Decepción global

En un último intento por rascar un consenso mínimo para la aprobación de este acuerdo, los líderes de la negociación alargaron el debate desde el jueves al mediodía, cuando técnicamente debía finalizar este encuentro, hasta la madrugada del viernes y publicaron un último borrador del pacto alrededor de la una de la madrugada. En cuestión de minutos, plataformas como la ‘International Pollutants Elimination Network’ y el ‘Center for International Environmental Law’ se pronunciaron tachando del texto como «una trampa inaceptable», un «tratado mediocre» y una «maniobra de ‘tómalo o déjalo’ para esquivar el fantasma de una negociación fallida». Horas más tarde, alrededor de las cinco de la madrugada, Vayas Valdivieso convocó una asamblea para discutir el texto y se encontró con el rechazo frontal de la mayoría de países presentes en la sala.

Europa ha definido la propuesta de acuerdo como «decepcionante» tanto para el mundo actual como para las futuras generaciones y ha instado a seguir debatiendo en futuros encuentros

Europa ha definido la propuesta de acuerdo como «decepcionante» tanto para el mundo actual como para las futuras generaciones. Cuba, Panamá, Brasil y Kenia han hablado «decepción», «rabia» y, sobre todo, de la «pérdida de una oportunidad histórica» para hacer frente a este problema. Hasta Azerbaiyán ha afirmado que el fracaso de estas negociaciones supone «un fallo colectivo» para todos los diplomáticos presentes en Ginebra. Tuvalu ha señalado que esta resolución ilustra la debilidad de los mecanismos multilaterales y la decadencia de la cooperación internacional. Ghana ha denunciado que, mientras el debate se aplaza ‘ad eternum’, los países del sur global están viéndose inundados con la basura del norte global y sin capacidad de hacer frente a los problemas que esto genera. Emiratos Árabes, por su parte, ha lamentado que no se haya logrado un texto «más balanceado» entre las dos visiones defendidas a lo largo de este encuentro.

Países como Tuvalu afirman que este fracaso ilustra la debilidad de los mecanismos multilaterales y la decadencia de la cooperación internacional

Greenpeace afirma que el resultado de estas negociaciones supone «un fracaso para el mundo y una victoria para los lobbies petroquímicos«, que según señalan varios análisis han enviado a más de 230 delegados al encuentro de Ginebra. «La gran mayoría de los gobiernos querían cerrar un acuerdo sólido, pero se permitió que un puñado de actores maliciosos usaran el proceso para frustrar tal ambición«, denuncia Graham Forbes, portavoz de la entidad. La Agencia de Investigación Ambiental (EIA), por su parte, también denuncia que «los petroestados han torpedeado la aprobación de este tratado» para «anteponer sus ganacias ante la salud del planeta». «Durante estas negociaciones hemos visto cómo los petroestados emplearon todas las tácticas sucias del manual multilateral para retrasar, engañar, titubear y destruir la posibilidad un tratado sobre plásticos eficaz», destaca el abogado ambientalista Tim Grabiel.

«La gran mayoría de los gobiernos querían cerrar un acuerdo sólido, pero se permitió que un puñado de actores maliciosos usaran el proceso para frustrar tal ambición»

En marzo de 2022, durante la Asamblea de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente de Nairobi, un total de 175 países aprobaron por unanimidad una «resolución histórica» según la cual todos los estados del globo se comprometían a desarrollar un tratado global jurídicamente vinculante» contra la contaminación por plásticos». En ese momento, el texto estableció que el acuerdo debía abarcar todo el ciclo de vida del plástico, desde su producción y diseño hasta su gestión y eliminación, incluyendo microplásticos y químicos peligrosos. Desde entonces, el debate se ha reabierto en un total de seis reuniones formales celebradas en Uruguay, Francia, Kenia, Canadá, Corea del Sur y ahora en Ginebra para intentar desarrollar la nueva normativa. Pero ninguna ha logrado concluir con un acuerdo final.

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