La contaminación lumínica, esa nueva plaga del siglo XXI provocada por el exceso de luz artificial, está causando estragos en el mundo animal, que necesita de la noche para vivir. Una nueva prueba de cómo está trastornando este fenómeno la vida de los animales acaba de brindarla un estudio científico que demuestra que las aves que viven en zonas afectadas por la contaminación lumínica permanecen despiertas casi una hora más al día, y algunas especies ven reducidas sus horas de sueño incluso en dos horas al día.
El estudio, basado en grabaciones enviadas por aficionados a las aves a un popular sitio web de identificación y mapeo de especies, demostró que la contaminación lumínica provoca que las aves cantan un promedio de 50 minutos más cada día, y algunas especies se despiertan una hora antes y se acuestan una hora más tarde. Eso supone una importante reducción de su periodo de sueño.
Ejemplo de contaminación lumínica en una fábrica / Pixabay
«Estos hallazgos nos sorprendieron», declaró Brent Pease, profesor adjunto de conservación de la biodiversidad en la Universidad del Sur de Illinois en Carbondale (EEUU). «Bajo cielos nocturnos más iluminados, el día de un ave se prolonga casi una hora», explicó.
La contaminación lumínica afecta actualmente al 23% de la superficie terrestre y está aumentando rápidamente en extensión e intensidad, según demuestran los datos. Ya existe evidencia de sus efectos perjudiciales para la salud humana y aumenta la preocupación por el creciente número de especies afectadas, con consecuencias negativas, como la muerte de insectos y la alteración de los patrones migratorios de aves, murciélagos y tortugas marinas, entre otras especies.
Millones de observaciones
El último estudio, publicado en la revista Science, utilizó grabaciones de aves enviadas a BirdWeather, un proyecto de ciencia ciudadana que permite a los usuarios enviar grabaciones de aves de su zona para crear una biblioteca global de cantos de aves en vivo. Además, utiliza IA para identificar aves en sus jardines. En total, los científicos analizaron 2,6 millones de observaciones de cantos de aves al inicio del día y 1,8 millones de observaciones de cantos al final de la jornada, para cientos de especies. Estos datos se combinaron con mediciones de contaminación lumínica mediante imágenes satelitales globales.
Formas incorrectas y correctas de iluminar / Agencias
«BirdWeather facilitó la investigación del comportamiento a una gran escala geográfica y temporal», afirmó Pease en declaraciones recogidas por The Guardian. «Pudimos empezar a aprender a una escala nunca antes vista cómo responden las aves a las actividades humanas».
Las de ojos más grandes, más afectadas
El análisis reveló que, en el caso de las aves en zonas con contaminación lumínica, la duración del periodo en que permanecen despiertas se prolonga en promedio 50 minutos. Sin embargo, las especies con ojos grandes en relación con su tamaño corporal, se mostraron aún más sensibles a la luz artificial.
Las aves marinas se ven muy afectadas por el problema / SEO/Birdlife
“El petirrojo americano, el sinsonte norteño y el jilguero europeo prolongaron su día más de lo habitual”, afirmó Pease. “Las especies de ojos pequeños, como los gorriones, no mostraron una respuesta tan marcada”, añadió.
El impacto de un día más largo en las aves no estaba claro hasta ahora, según los investigadores. “Sabemos que la falta de sueño no es buena para los humanos, pero las aves son diferentes”, explicó Pease. “Han desarrollado estrategias interesantes para afrontar la falta de sueño durante las épocas migratorias”.