De momento, el ataque de Israel contra Hamás en Doha ha dejado más incógnitas que certezas. Los interrogantes van desde el motivo que movió a Israel a hacerlo ahora, hasta las implicaciones regionales y en las relaciones de los países del Golfo tanto con Washington como con Tel Aviv. Evidentemente, las frágiles conversaciones para un acuerdo de alto el fuego en Gaza aún se tambalean más. Pero si hay alguna verdad evidente de la agresión ocurrida este martes es que tendrá consecuencias a largo plazo para la región. Y, en el primer amanecer posterior al ataque, estas empiezan a manifestarse.
No hacía ni 24 horas que una decena de misiles israelíes habían impactado contra la capital qatarí cuando los líderes políticos de sus países vecinos se han embarcado en sus jets para mostrar solidaridad con el agredido. Los miembros que integran sus delegaciones muestran que esto va más allá de un gesto de acompañamiento a su aliado regional. Parece que se prepara una respuesta unificada de las potencias del Golfo, cada vez más enfrentadas a Israel y con crecientes reproches contra su supuesto aliado estadounidense. Entre las seis víctimas mortales del ataque, había un oficial qatarí —más allá de los cinco miembros de Hamás— y esta pérdida no pasa desapercibida.
Más allá de la solidaridad
El presidente de Emiratos Árabes Unidos, el jeque Mohammed bin Zayed Al Nahyan, ha visitado Qatar este miércoles junto a sus ministros de Defensa, de Interior y de Seguridad Nacional. “Esto va más allá de la simple solidaridad, se espera una revisión muy profunda de los acuerdos de seguridad actuales”, ha tuiteado Mohammed Baharoon, director general del Centro de Investigación de Políticas Públicas de Dubái. También este miércoles el príncipe heredero de Jordania, Hussein, ha visitado Qatar, igual que lo hará el jueves su homólogo saudí y gobernante de facto del reino, Mohammed bin Salman. Estas visitas no habían sido planificadas previamente y serían una respuesta al ataque israelí.
Hay mucha indignación entre los líderes del Golfo. “La seguridad de los estados del Golfo es indivisible, y nos solidarizamos en cuerpo y alma con el hermano Estado de Qatar, condenando el traicionero ataque israelí que lo tuvo como objetivo y afirmando nuestra plena solidaridad con él para enfrentar esta agresión”, declaró Anwar Gargash, asesor diplomático del presidente emiratí. Con su ataque, Israel agredió a un miembro del Consejo de Cooperación del Golfo y de la Liga Árabe, ambos con acuerdos de seguridad colectiva. Los qataríes han alertado de que la respuesta será regional. Estos países que hasta hace poco hablaban de normalización con Israel o la llevaban a cabo como en el caso de Abu Dabi ahora ven esto como un ataque a uno de sus aliados, vecinos y socios más cercanos.
Enfado con Estados Unidos
Sin embargo, el enfado aún es más mayúsculo con Estados Unidos. Qatar cuenta con la mayor base estadounidense de la región, lo que sería disuasión suficiente para evitar que su histórico aliado le atacara. Pero, con un temerario Binyamín Netanyahu como primer ministro, las cosas ya no funcionan así. Doha y, por extensión, sus vecinos del Golfo están empezando a dudar de la credibilidad de Washington y de las garantías de seguridad que les podría proporcionar. “Alojar bases y fuerzas militares estadounidenses fue una forma eficaz de disuasión, [pero eso] ahora se ha evaporado”, ha declarado Cinzia Bianco, investigadora visitante del Consejo Europeo de Relaciones Exteriores, a Al Jazeera.
“Nadie está realmente a salvo, y nada está realmente descartado; por lo tanto, por supuesto, esto también tiene implicaciones para Arabia Saudí, los Emiratos Árabes Unidos, etc.”, ha añadido Bianco. El Golfo es uno de los mayores mercados para las exportaciones estadounidenses de defensa, pero permitir que Israel lleve a cabo un ataque de estas características en suelo qatarí pone de manifiesto el compromiso desigual de Estados Unidos con la seguridad de sus aliados. El mensaje es claro: la defensa de Israel va primero que la de sus socios árabes. Por eso, las tendencias de la última década en la que estos países se han ido acercando a China y Rusia para una mayor protección y cooperación pueden exacerbarse tras el ataque.
Más allá de una importancia estratégica para Washington, Qatar es un lugar clave para los conflictos mundiales. Durante los últimos 23 meses, ha sido el principal mediador, junto a Egipto, en las conversaciones indirectas entre Hamás e Israel para poner fin a las masacres en Gaza y al cautiverio de los rehenes israelíes. Pero también ha sido clave en la mediación de otras enemistades de larga data, como entre Ruanda y la República Democrática del Congo, o entre Armenia y Azerbaiyán, y ha ayudado a liberar rehenes estadounidenses en Venezuela y Rusia. Una de las principales preocupaciones ahora es qué pasará con las estancadas negociaciones por una tregua en Gaza. Israel ha reconocido haber atacado a uno de los países donde tenía lugar el diálogo con el objetivo explícito de matar al líder del equipo negociador de Hamás, Jalil al Hayya.
Devastador para Gaza
El mes pasado Tel Aviv y Washington prometieron a Doha que los funcionarios de Hamás no serían atacados en su territorio, según informa el columnista David Ignatius del The Washington Post a través de sus fuentes qataríes. Otra promesa quebrada. Ya en el pasado Qatar se había retirado de los esfuerzos de mediación, alegando la falta de avances y las reiteradas marchas atrás de Netanyahu ante las propuestas respaldadas por Estados Unidos para un acuerdo parcial o integral. Ignatius considera que, tras el ataque, el canal catarí está destrozado y “una vía paralela egipcia probablemente también obstruida”. “Al socavar las opciones diplomáticas para poner fin al conflicto, Israel ha limitado su camino a seguir; su única opción ahora podría ser la reocupación militar de la mayor parte de Gaza, algo que los funcionarios israelíes dicen querer evitar con todas sus fuerzas”, ha concluido.
La realidad es innegable. Con este ataque, Israel ha demostrado que no tiene ningún interés serio en conseguir un acuerdo negociado en Gaza. “Esta vía solo causará una mayor devastación en Gaza y probablemente allanará el camino para el desplazamiento forzado de la población palestina”, señala Mohanad Hage Ali, el subdirector de investigación del centro Malcolm H. Kerr Carnegie de Oriente Medio. “Si el objetivo subyacente de Israel es, en efecto, vaciar Gaza de sus habitantes, el ataque en Qatar socavó cualquier proceso que pudiera conducir a un resultado alternativo, que bien podría haber sido la intención israelí”, añade. En Gaza, este miércoles, los ataques israelíes han matado a 53 palestinos.
Ajeno a todo, Netanyahu ha repsondido a las críticas internacionales por el ataque israelí en Doha con un desafío a Qatar. «O expulsan a los miembros de Hamás en su país o los llevan ante la justicia, porque si no lo hacen, lo haremos nosotros«, ha dicho en un vídeo en inglés. Este reclamo va en contra de lo que Washington ha exigido a Doha, ya que la oficina de Hamás se instaló en la capital qatarí en el 2012 por una petición estadounidense. Su homólogo qatarí, el jeque Tamim bin Hamad Al Zani, ha dicho a la CNN que habrá una respuesta a la agresión y ha acusado a Netanyahu de «desperdiciar» el tiempo de Qatar en negociaciones y «llevar a Oriente Próximo al caos». «Toda la región del Golfo está en peligro», ha advertido, apuntando que «todo» su papel de mediador y la presencia de Hamás en el país está siendo reevaluada.
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