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Fito & Fitipaldis, un poco de rock’n’roll maduro y humilde en ‘El monte de los aullidos’

‘El monte de los aullidos’

Fito & Fitipaldis

Warner Music

Rock

★★★

Comienza una canción de Fito & Fitipaldis y sabes que son ellos: las guitarras limpias, la vibración ‘vintage’, esa voz de tipo corriente que se pone lírico. Fito Cabrales dio con una fórmula ganadora cuando, en paralelo al rock urbano del grupo que lo vio nacer, Platero y Tú, sondeó una propuesta más serena y virtuosa con la que acabó llevándose por delante las listas de discos más vendidos a cuenta de obras como ‘Por la boca vive el pez’ (2006) y ‘Antes de que cuente diez’ (2009).

Ahí sigue, madurando y mimando su sonido y sus rimas, con Carlos Raya como brazo derecho (producción y guitarra) y conjurando con canciones sus crisis confesas, de inspiración y de ansiedad. Si ‘Cada vez cadáver’ (2021), que llegó tras un lapsus de siete años de sequía, transmitía algunos pensamientos funestos, su relevo suena un poco menos ensimismado y más liviano. Empezando por ese primer sencillo, ‘Los cuervos se lo pasan bien’, en el que trata de sacar hierro a sus dilemas íntimos: «Yo siempre me he sentido extraño / Tan triste como afortunado».

Ese eco de J. J. Cale

No siempre se entienden sus metáforas, aunque así ha sido siempre su estilo, proveedor de fogonazos poéticos. Pero un atisbo de liberación anímica se percibe en la pieza más destacada del álbum, la titular, donde parece quitarse pesos de encima a medida que la dinámica se acelera, incorpora el saxo y le oímos caminando al galope y a punto de soltar cosas que guarda en la recámara, en «la punta de la lengua». No llega a precisarlas, pero queda un ‘groove’ bien trabado a lo J. J. Cale y un ‘crescendo’ con punzante solo de guitarra.

Es el primer álbum del grupo sin ningún ‘cover’, un aparente signo de fertilidad, o de seguridad en sí mismo. El cancionero presenta un equilibrio de ‘tempos’, desde la narrativa apaisada de ‘Marea imparable’ al rock’n’roll de ‘Como un ataúd’. Despuntan esos envites arrolladores, con saxo eufórico a lo E Street Band, de ‘A contraluz’ y ‘Mentira y verdad’, y el swing de ‘Una maldita suerte’. En el otro extremo, la pieza más severa, ‘Volverá el espanto’, una de las pocas, ha dicho Cabrales, que comenzó a escribir pensando en un tema preciso (las guerras: «se cavaron zanjas, se prendió la mecha, cuando nadie pudo ver»).

Canciones que tendrían apuros para colarse en un Top 10 de Fito & Fitipaldis, si bien, a su favor, se puede afirmar que conservan las constantes vitales del grupo y algo más difícil, la sensación de espontaneidad. No hay pretensión de complicar las cosas, sino de mimar una noción musical liviana, humilde incluso, como se respira en ‘Ardi’, la simpática pieza instrumental que cierra el disco. Es posible que la banda haya dicho ya lo que tenía que decir, y para celebrar sus logros pretéritos estará esa gira, ‘Aullidos tour’, con parada doble en Barcelona, el 16 y 17 de enero en el Palau Sant Jordi. Jordi Bianciotto

Otros discos de la semana

‘Super Fluff Forever’

Vanity Mirror

We Are Busy Bodies / Having Fun

Pop ‘vintage’

★★★★

El segundo álbum del grupo liderado por Brent Randall se las apaña para reciclar un montón de estilos de eras pasadas (pop barroco de los 60, ‘sunshine pop’, cantautores de los 70, new wave, indie rock…) sin sonar a ejercicio ‘retro’. Parte del secreto está en el colorido desparpajo con el que la banda saca partido a sus limitaciones y, sobre todo, en la puntería melódica de Randall, especialmente certera en canciones como ‘White butterfly’, ‘Anna M’ y ‘Painted blue’. Rafael Tapounet

‘Rites & Revelations’

Laura Jurd

New Soil

Folk inventado

★★★

La joven trompetista y compositora británica Laura Jurd, verso libre del jazz y las músicas improvisadas, cambia la sofisticación de sus proyectos anteriores por la crudeza del folk. Toda su inventiva la vuelca esta vez en melodías que parecen antiguas y populares para armar un disco que suena intenso y un punto sucio, como si una banda de folk británica se fuera de borrachera a los Balcanes. Buen akelarre. Roger Roca 

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