InicioSociedadEl nieto del fundador de Carlos Paz y su esposa, una historia...

El nieto del fundador de Carlos Paz y su esposa, una historia de amor que resistió al olvido

A sesenta años de una de las tragedias más misteriosas de la historia argentina, la Legislatura de Córdoba rindió homenaje a los 68 tripulantes y cadetes del vuelo TC-48, la aeronave militar que desapareció el 3 de noviembre de 1965 en Centroamérica sin dejar rastros.

Entre los nombres grabados en la placa conmemorativa se encuentra el del capitán Miguel Ángel Álvarez Paz, nieto de los fundadores de Villa Carlos Paz e integrante de la tripulación del Douglas C-54 Skymaster que realizaba un vuelo de instrucción con destino a Estados Unidos.

Su figura volvió a cobrar vida en el emotivo acto desarrollado en la Legislatura Histórica, impulsado por la legisladora Nancy Almada y acompañado por todos los bloques parlamentarios. Allí, familiares, autoridades y sobrevivientes de distintas generaciones recordaron el sacrificio de quienes nunca regresaron, y la lucha de los seres queridos que durante décadas se negaron al olvido.

El homenaje tuvo un significado especial para los vecinos de Villa Carlos Paz. El nombre del capitán Álvarez Paz, símbolo de una familia pionera en la ciudad, fue mencionado entre aplausos y emoción, en una ceremonia donde se reafirmó la importancia de mantener viva la memoria colectiva.

Una búsqueda que duró toda una vida

La historia de Helvecia María Samaniego, esposa del capitán, representa una de las muestras más conmovedoras de amor y esperanza. Nacida en Villa Carlos Paz, dedicó más de 50 años de su vida a buscar respuestas sobre el destino del avión en el que viajaba su marido.

Murió en 2017, a los 83 años, sin haber recibido la noticia que anheló hasta el último día. En una entrevista concedida a EL DIARIO en 2004, Helvecia recordó con ternura su despedida: “Nos despedimos en la galería. Yo estaba embarazada de seis meses cuando Miguel partió en su misión. Tenía un embarazo complicado, por eso la despedida fue muy corta. Cada golpe a la puerta, cada llamado de teléfono, era una esperanza. Siempre creí que iba a saber qué pasó con él antes de morir.”

Durante toda su vida conservó su hogar tal como lo había dejado Miguel la última vez. No movió un cuadro ni una prenda, convencida de que algún día él regresaría. Su casa se transformó en un altar silencioso a la espera, una muestra de fidelidad y amor que traspasó generaciones.

El vuelo que nunca regresó

El TC-48, conocido como “el avión de los cadetes”, llevaba a bordo 54 estudiantes de la Escuela de Aviación Militar, nueve tripulantes y cinco oficiales. Había partido de la base aérea de El Palomar y debía llegar a Estados Unidos luego de hacer escalas en Mendoza, Panamá y El Salvador.

El 3 de noviembre de 1965 despegó desde la Base Aérea Howard, en Panamá, y poco después emitió un mensaje de emergencia por fallas en los motores. Su señal se perdió para siempre mientras sobrevolaba el Caribe.

Pese a las numerosas misiones de búsqueda, tanto en tierra como en el mar, nunca se hallaron restos del avión ni de sus ocupantes. Las hipótesis oscilaron entre un accidente en el mar y una caída en la selva de Costa Rica o Panamá, alimentadas por testimonios locales que aseguraron haber visto una aeronave volando a baja altura.

En 1981, la Fuerza Aérea informó que el expediente del caso se había “extraviado”, y desde entonces la tragedia se convirtió en un símbolo del silencio institucional. Sin embargo, los familiares, entre ellos Helvecia, continuaron su búsqueda incansable, viajando incluso a Centroamérica en busca de respuestas.

Un reconocimiento a la memoria

Durante el homenaje en la Legislatura de Córdoba, se descubrió una placa con los nombres de las 68 víctimas y se entregaron distinciones a familiares y al autor del libro TC-48: El viaje final de los cadetes, Guillermo Alonso Sarquiz, quien investigó durante años los detalles del siniestro.

La vicegobernadora Myrian Prunotto destacó: “El Estado de Córdoba está presente para abrazar a estas familias que durante seis décadas sostuvieron la memoria con dignidad. Hoy la historia les devuelve el lugar que merecen.”

La legisladora Almada, impulsora del proyecto, señaló que este homenaje “es una forma de reparación simbólica, una manera de decir que sus nombres ya no están en el silencio, sino en la historia de nuestro pueblo”.

El legado de una historia cordobesa

El nombre de Miguel Ángel Álvarez Paz quedó grabado para siempre en el hall de la Legislatura Histórica, junto al de sus compañeros de vuelo. Para los vecinos de Villa Carlos Paz, su historia y la de Helvecia representan un capítulo íntimo de la identidad local, una mezcla de orgullo, tragedia y amor inquebrantable.

Sesenta años después, Córdoba no sólo recordó a los héroes del TC-48, sino también a quienes los esperaron toda la vida.
Porque algunas historias —como la de Miguel y Helvecia— no pertenecen sólo a la memoria: pertenecen al corazón.

Más noticias
Noticias Relacionadas