De los cuatro presidentes de los Estados Unidos asesinados mientras desempeñaban el cargo, James A. Garfield no es el más recordado, quizá porque su mandato fue el segundo más corto tras el de Henry Harrison: estuvo al frente del país del 4 de marzo al 19 de septiembre de 1881, cuando falleció por infecciones y complicaciones derivadas del (mal) tratamiento de una herida de bala.
Para corregir el semiolvido llega la miniserie ‘Muerte por un rayo’ (Netflix, jueves, día 17), drama histórico que relata las historias en paralelo de Garfield (Michael Shannon) y del inestable arribista que lo asesinó, Charles J. Guiteau (Matthew Macfadyen, recién salido de ‘Succession’). El primero tuvo una vida extraordinaria: nacido y crecido pobre, fue brillante académico, héroe de la Guerra Civil y respetado congresista antes de aceptar, un poco a regañadientes, sin haberlo buscado, la candidatura a una presidencia con la que quiso limpiar de corrupción el ‘establishment’.
Crecido sin madre y con un padre abusivo, Guiteau dejó sus estudios en francés y álgebra para unirse a la comuna utópica Oneida, en la que, según se dice, no tuvo muchas ocasiones de practicar el amor libre, pero que le inspiró lo suficiente como para intentar (sin éxito) fundar un periódico llamado ‘El diario del teócrata’. Tras fracasar también en la abogacía, se interesó por la política y apoyó las ideas demócratas antes de, tras una época como predicador, convencerse a sí mismo de que llevaría a la victoria al Partido Republicano en las elecciones de 1880.
En aquella campaña presidencial, el partido estaba escindido entre conservadores incondicionales y mestizos liberales, pero al final fue Garfield, no afiliado a ninguna de esas facciones en concreto, quien acabó ganando la nominación republicana. Guiteau escribió un discurso (en principio no para Garfield, sino para el dos veces presidente Ulysses S. Grant) que acabó siendo leído en un par de ocasiones, suficientes para llevarle a creerse responsable en gran parte de los resultados presidenciales. Después de que sus peticiones de ser cónsul en Viena o París fueran ignoradas, abocado a un tránsito entre pensiones y pensiones en las que nunca pagaba, decidió disparar contra el presidente en la estación del ferrocarril de Baltimore y el Potomac, lo que acabó llevándolo a la horca.
Marca Benioff & Weiss
El reparto de ‘Muerte por un rayo’ es lo que en Estados Unidos llaman (en un primer momento aplicándolo a los equipos de béisbol) una ‘fila de asesinos’, un grupo salvaje que reúne, además de a Shannon y Macfadyen, a secundarios del carisma de Bradley Whitford, Shea Whigham, Nick Offerman, Ben Miles… Aisladas en este mar de testosterona encontramos, además, a Betty Gilpin como primera dama y Paula Malcomson como hermana de Guiteau.
Tanto Whitford como Gilpin estaban familiarizados con el director del proyecto, el también actor Matt Ross, quien contó con ellos como, respectivamente, ‘fontanero’ de Nixon y mujer del exconsejero Dean en la serie sobre el Watergate ‘Gaslit’, otra exploración de las historias humanas detrás de la historia. Ross parte de un guion de Mike Makowsky, un habitual de la ‘black list’ (esa lista anual de buenos guiones sin producir), pero mayor reclamo popular será, quizás, el nombre de los productores: David Benioff y D. B. Weiss, creadores de ‘Juego de tronos’.
Hasta la fecha, la historia de Garfield y Guiteau no ha tenido muchos reflejos en la cultura pop. Pero al menos un par de ellos son realmente interesantes: Johnny Cash publicó en 1965 ‘Mr. Garfield’, canción sobre el magnicidio atribuida a veces a Ramblin’ Jack Elliott, y el gran Stephen Sondheim y el libretista John Weidman hicieron cantar y bailar a Guiteau en ‘Assassins’, su curioso repaso musical a los magnicidios e intentos de asesinato contra presidentes en los Estados Unidos.
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