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Súper clasiquito: el cruce entre Riquelme y River y los desafíos de Boca para lo que viene

«Yo opino de mi club. Pero las reglas están claras. Del otro lado tapan todo, en Boca ven todo negativo. Si hablan todo el día de Boca es porque es importante, por más que a D’Onofrio le moleste. Sin dudas que Boca es el más grande de Sudamérica”.

El mensaje que salió a dejar plantado Juan Román Riquelme en el discurso previo a subirse al avión de regreso a Buenos Aires fue muy claro. Molesto con el tratamiento de la eliminación de Boca en comparación con la de River (y con el agregado de la chicana que horas atrás había disparado el ex presidente millonario), la intención de Román fue la de inflar el pecho por su orgullo bostero y tratar de relativizar la performance de su equipo comparándolo con el eterno rival.

Juan Román Riquelme –  

RIQUELME: «SI HABLAN TODO EL DÍA DE BOCA ES PORQUE ES DEMASIADO GRANDE, POR MÁS QUE A D’ONOFRIO LE MOLESTE»

El Canal de Boca

La grieta también se juega

Lo cierto, para mal de todos, es que Boca y River parecen en ese sentido estar jugando un superclasiquito: un escenario donde el mal ajeno consuela las miserias propias y en el que todo parece emparejarse para abajo, al margen de las numerosas y pretensiosas contrataciones que hacen en cada mercado de pases.

Y mientras ambos siguen jugando su propio partido, ninguno parece estar a la altura de las circunstancias: más allá de volverse del Mundial de Clubes sin superar la primera fase, sus tránsitos en materia local los tienen relegados en cuanto a títulos (Boca no es campeón de liga desde fines de 2022 y River desde comienzos de 2023) y sus últimas eliminaciones en mano a mano dejaron una imagen penosa que define el presente de los representantes argentinos del novedoso torneo.

Rodolfo D’Onofrio –  

La cargada de D’Onofrio a Boca

Créditos: @LeaVaquila

Riquelme, entre la autocrítica y el deber

Sin embargo, más allá de las semejanzas y de las diferencias (que las hay), la materia pendiente del presidente xeneize en su exposición parece ser la de dar algunas certezas más sobre lo que vendrá. De asumir alguno de los errores propios que llevaron a que el equipo y hasta él mismo fueran reprobados por toda la Bombonera en el final del semestre, justo antes de que se inicie el paréntesis que fue el Mundial de Estados Unidos.

Esa imagen de equipo a la deriva tuvo sí un primer paso hacia la reconstrucción, que fue la llegada de Miguel Ángel Russo, aunque no es suficiente en la previa. Porque los desafíos que le esperan a Boca en estos meses son tan claros y alcanzables como frágil es el camino hacia ellos.

Con el Mundial ya terminado para Boca, Russo ya tiene que pensar en lo que viene.

El gran objetivo: volver a la Copa

Está claro, la meta principal será jugar la Copa Libertadores 2026. Y en pos de eso la apuesta tendrá que ser la de ganarse una de las dos plazas directas que da la tabla anual, en la que el Xeneize está bien parado (está tercero, pero con los mismos puntos que Argentinos, el segundo detrás de Rosario Central), antes que volver a prenderle velas a la Copa Argentina o bien quedar a merced de lo que deparen los playoffs del Torneo Clausura, esas eliminatorias que en la primera parte del año dejaron más sorpresas que resultados dentro de la lógica.

“Lo que pasa es que lo vivo de una manera especial. Para mí somos el equipo más grande del mundo, siempre tengo la ilusión de pasar, por más que juguemos contra potencias mundiales y porque confío en los jugadores que tenemos y en la gente. Y los chicos demostraron que podían hacerlo”, dijo en otro tramo de la nota que publicó El Canal de Boca desde el hotel de Fort Lauderdale. Y ante el peso que tiene cada una de sus palabras, suena a poco.

Boca vs. el Bayern Múnich en Miami. Foto: Fernando de la Orden

Otra vez, a barajar y dar de nuevo

Es que al plantel se le avecinan cambios. Por la inminente llegada de un nuevo referente como lo será Leandro Paredes y por las bajas que se avecinan, entre ciclos cumplidos y la necesidad de elevar la vara de un plantel que quedó lejos de la vara del club, a juzgar por los resultados y por la exigencia de la gente.

Paredes firmando una camiseta de Boca esta semana. Una imagen que se va a empezar a repetir…

Por eso, la confianza en el grupo pareciera, o bien un mensaje para aquellos que ya no estarán (¿Rojo?) o bien una frase de ocasión, acompañada de su evaluación acerca de que el paso por Norteamérica le vino bien al entrenador para “conocerse con el grupo”, como si la decisión de sumar a Russo tan cerca del Mundial hubiera sido un accidente y no una consecuencia de decisiones fallidas.

Ahora, con Boca ya en el país, las buenas sensaciones (que sembraron un gran clima puertas adentro) deberán transmitirse al día a día en Ezeiza. En busca de un equipo que logre crecer y deje atrás la mirada de reojo para conformarse con el fracaso rival, que a esta altura ya no alcanza. Y para que Román haga su juego sin que se lo reprochen.

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