El presidente del Banco Central, Santiago Bausili, afirmó que la eliminación de las LEFI (Letras Fiscales de Liquidez) se desarrolló tal como lo había previsto el equipo económico. “Nos tocó el escenario que habíamos anticipado”, expresó y explicó el alcance y las consecuencias de la medida aplicada el 10 de julio, un mes después de su anuncio oficial.
Las LEFI funcionaban como una herramienta que permitía al BCRA absorber automáticamente el exceso de pesos en el sistema bancario. “Todos los bancos, todos los días, al final del día, les sobraban pesos”, explicó Bausili.
“Además de sobrar, esos pesos se remuneraban. Hasta el final de las LEFI, los bancos no tenían que hacer mucho. A las 20, el BCRA hacía un barrido. Lo que había en las cuentas, el BCRA se lo llevaba y a las 8 de la mañana del día siguiente se los acreditaba de nuevo con el interés del día”, agregó.
A partir de la eliminación del instrumento, ese excedente de liquidez dejó de ser automáticamente remunerado. “Pasamos de un sistema en el que todo ese exceso de liquidez que se remuneraba automáticamente, dejó de ser remunerado por el Estado”, sostuvo el titular del Central.
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Caputo y Bausili fueron los impulsores de la medida.
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Repercusiones en el comportamiento de los bancos
Según Bausili, el cambio obligó a las entidades financieras a modificar sus estrategias: “Los bancos estaban acostumbrados a que todos los días ganaban una tasa de interés sobre todos sus saldos y ahora no la van a ganar más automáticamente. Ahora vas a programar tu necesidad de liquidez».
A su entender, esto representa una mejora sustancial: “Cuando el Estado remunera todos los saldos todas las noches, es un costo para el Gobierno. En el extremo, es hasta un subsidio. En vez de que el banco esté mostrando su liquidez de forma eficiente, podés ser súper ineficiente, total alguien te lo paga. Ahora vas a tener que ganar un retorno según qué tan eficiente seas”.
Los tres escenarios que planteó Santiago Bausili para la transición
Entre el 9 de junio y el 10 de julio, el equipo económico contempló tres posibles caminos para la transición. El primero, considerado el ideal, suponía que los bancos migraran sus posiciones de LEFI a Lecaps durante la licitación del 25 de junio.
El segundo contemplaba una transición repartida entre esa fecha y la del 7 de julio, permitiendo una gestión más gradual. El tercero, más incierto, implicaba que las entidades pospusieran su decisión hasta el 10 de julio, cuando vencían las LEFI y debían resolver de golpe qué hacer con su liquidez.
“Nos tocó el tercer escenario”, reconoció Bausili, y relató: “Todos los días estábamos calculando cuántos pesos iban a ser los que representaran el equilibrio el día que las LEFI no estuvieran más y si el saldo de LEFI que se transformaran en pesos no remunerados iban a ser excedente o no para el equilibrio del sistema monetario”.
El impacto en el mercado
El 10 de julio, alrededor de $10 billones que estaban colocados en LEFI pasaron al mercado. Según los cálculos del BCRA, existía una demanda de $5,3 billones, mientras que la oferta excedente alcanzaba los $4,7 billones. Para evitar un exceso de liquidez que desestabilizara el sistema, el Tesoro decidió colocar deuda por ese mismo monto.
“Para nosotros, el número de equilibrio el miércoles era $4,4 billones. Por eso, los $4,7 billones que levantó el Tesoro nos dejó muy tranquilos”, detalló Bausili.
El presidente del BCRA también señaló que esta nueva etapa presenta desafíos en el plano operativo. “Hay ineficiencias en el sistema. Las transferencias se hacen a distintas horas. Si le tenés que pagar a ARCA se lo tenés que pagar a las 11 de la mañana, pero si rescatás un fondo común de inversión, te lo acreditan a las 18. Ahora que faltan pesos, no es lo mismo si me vas a dar la plata a las 11 de la mañana que a las 6 de la tarde”, ejemplificó.
En respuesta, el Banco Central comenzó a trabajar junto al mercado en la implementación de una rueda de liquidez intradiaria. “Ahora la liquidez tiene un precio”, resumió.
El nuevo esquema no sólo apunta a reducir el costo fiscal que implicaba remunerar pasivamente saldos ociosos, sino que también busca fortalecer los incentivos para una gestión más eficiente de la liquidez en el conjunto del sistema financiero.
“Todos estos movimientos hacen que el sistema sea más eficiente y menos costoso”, concluyó Bausili.