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Las llaves de la habitación, a las 4 de la tarde

Hubo un tiempo no tan lejano en el que podías acercarte cinco minutos a media mañana al hotel reservado, coger las llaves y dejar la maleta. Sabías que era una medida de tranquilidad y seguridad si no sabías a la hora a la que ibas a llegar, sobre todo si el establecimiento era un pequeño negocio familiar, que te ofrecía un código para acceder, ya que ellos, a eso de las 8 de la tarde, cerraban la recepción, se iban a casa y buenas noches.

Lo de cualquier tiempo pasado fue mejor conviene aplicarse muchas veces al Tour, que sigue creciendo de forma sideral, cada vez más gente en las cunetas, sobre todo en etapas como las vividas estos tres días en los Pirineos y que no han hecho otra cosa que anunciar la fiesta en la carretera que aguarda el martes en el Ventoux y jueves y viernes en la visita obligada a los Alpes para cerrar el capítulo de alta montaña.

De hoteles y apartamentos turísticos

Los hoteles han crecido en Francia, y no digamos los apartamentos turísticos, que suelen ser la salvación para miles de aficionados que se acercan al Tour. En los hoteles duermen los equipos y buena parte de los 4.000 acreditados que siguen el pedaleo de los corredores.

Pero, en lo que en muchas cosas vamos a peor, se evidencia también por la manía adquirida de no poder entrar en muchos hoteles y buena parte de los apartamentos hasta las 4 de la tarde. Es decir, que, aunque quisieras, no puedes estar ni 24 horas, porque a las 11 de la mañana ya te colocan la campana que te recuerda que debes dejar la habitación libre. Las grandes cadenas, sin embargo, siguen respetando la entrada al mediodía y la salida a las 12 horas del día siguiente; es decir, que, de hecho, pagas por un día entero, que es lo que ocurría toda la vida.

Una odisea para recoger la llave

 Ahora, en cambio, se convierte en toda una odisea recoger la llave, o la tarjeta de turno, cuando no tienes claro si por la noche tendrás el establecimiento abierto. La recepción puede estar vacía y si es un apartamento te arriesgas a encontrarte a la espabilada o espabilado de turno, que, al margen de las dos más famosas webs dedicadas a ofrecer alojamiento vía internet, te solicitan 20 euros por llegar a una hora más temprana. Total, les da igual porque ni la casa está ocupada, ni se espera a nadie y sólo tienes que recoger las llaves en un cofre del que ya te han facilitado el código.

Por lo menos, en Francia, el registro en un hotel, que en España se puede eternizar, venga a llenar papeles, suele ser bastante ágil. Pocas veces te piden la documentación y como mucho te solicitan una tarjeta de crédito como garantía, una circunstancia que empieza a estar en desuso cuando buena parte de las principales cadenas hoteleras del país apuestan por el reciclaje, las medidas ecológicas y ofrecen en la recepción y en las plantas fuentes de agua para rellenar el termo que ya prácticamente lleva todo el mundo encima. Las neveras en las habitaciones suelen estar vacías.

La tasa turística

Tampoco nadie protesta por la tasa turística, que en las principales ciudades se incrementa unos céntimos o hasta un euro con la departamental y la regional. Se la denomina ‘taxe de séjour’ y la cobran en todas partes, de toda la vida, desde antes de que Miguel Induráin se uniformara de amarillo para ganar cinco Tours de forma consecutiva.

La tasa turística, que tanto rechazan algunas comunidades en España, se cobra en todas partes y da igual el signo político que tenga el municipio o la región de turno. Lo de entrar a las 16 horas, en cambio, suena a abuso, sobre todo porque ya hay lugares que amplían este horario hasta las 6 de la tarde… al final no habrá tiempo ni para conciliar el sueño ni descansar hasta la salida de la siguiente etapa del Tour. ¡Será terrible!

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