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La mitad de los abuelos cuida de los nietos de forma habitual: «Disfrutamos, pero también estamos saturadas»

Los abuelos son una pieza clave en la organización diaria de muchas familias. Ya no solo son referentes de cariño y sabiduría, también son un apoyo logístico, canguros de confianza y compañía indispensable. El Día de los Abuelos –que se celebra este sábado– es una conmemoración en la que entidades vinculadas a las personas mayores y la infancia ponen en valor su apoyo esencial para la conciliación entre la vida laboral y familiar de los padres, pero también reivindican que se respeten sus derechos y su papel en la sociedad.

Con motivo de este día, Aldeas Infantiles SOS ha publicado un informe en el que recoge que el 85 % de los abuelos participan en el cuidado de sus nietos en algún momento de la crianza, casi la mitad (46,7 %) lo hace de forma habitual, y el 28,6 %, diariamente, mientras sus hijos trabajan.

«Patrimonio familiar»

«Son un auténtico patrimonio familiar, son insustituibles«, señala la Confederación Española de Organizaciones de Mayores (CEOMA), que insta a los políticos a legislar pensando en la realidad construida por abuelos, hijos y nietos. En el ámbito de la discapacidad, la Confederación Española de Personas con Discapacidad Física y Orgánica (Cocemfe) valora el papel que desempeñan los abuelos que, pese a enfrentarse a importantes barreras físicas y sociales, son referentes familiares, cuidadores y pilares afectivos en sus entornos.

Sin embargo, este valioso acompañamiento también implica una entrega física y emocional que no siempre resulta fácil de sostener. María Martín, de 72 años, lo sabe bien. Empezó a cuidar de sus nietos con 54 y asegura que fue «una de las mejores cosas» que le han pasado. Aun así, reconoce el desgaste: “No es lo mismo ser abuela joven que con setenta y pico. Por la noche estás cansada, pero te lo has pasado bien. Disfrutar de los niños es un premio”.

Tengo amigas que tienen que estar en casa de sus hijos a las 6 de la mañana para recoger a los nietos

Aprecia profundamente ese vínculo cotidiano y se siente muy valorada por su familia y, sobre todo, por sus cuatro nietos, a quienes les nota que con ella están felices y se lo pasan bien. No obstante, también observa realidades distintas en su entorno: «A menudo las abuelas estamos saturadas. Tengo amigas que están agotadas. Algunas tienen que estar en casa de sus hijos a las seis de la mañana para recoger a los niños». Un esfuerzo que, aunque a menudo se asume con gusto, no está exento de carga, y que pone sobre la mesa la necesidad de establecer límites claros.

Marcar límites

De hecho, se trata de un apoyo esencial para la conciliación familiar de los padres, expone la investigación ‘Abuelos y abuelas, ¿qué haríamos sin ellos? El papel protagonista de las personas mayores en el cuidado a la infancia‘. En esa labor de cuidados a los nietos, apunta el informe, apenas existen diferencias de género y el promedio de tiempo dedicado a ella es de 16 horas semanales. «La presencia de los abuelos y abuelas en la crianza conlleva un mayor desarrollo cognitivo y bienestar emocional y social en los niños y niñas», recoge la investigación.

Según una investigación, la presencia de los abuelos en la crianza implica un mayor desarrollo cognitivo y bienestar en niños y niñas

Más allá de las vacaciones, cuando se convierten en un puntal de la conciliación, las tareas que asumen con más frecuencia son llevar y recoger a los niños del colegio (27 %) y darles la cena o la comida cuando sus progenitores están trabajando (24 %), según datos del Barómetro de Mayores UDP. «La relación cercana con los nietos brinda a los abuelos una sensación de propósito y satisfacción personal, y puede suponer un estímulo», indican los expertos, quienes advierten, no obstante, de la importancia de marcar los límites necesarios para el cuidado de los nietos, que no implique renuncias a reuniones de amigos, a sus actividades de ocio o incluso a disponer de tiempo libre para descansar.

Margarita Rulo, de 78 años y abuela de cuatro, recuerda con ternura los momentos en que cuidaba de sus nietos. «Es verdad que si no hubiesen estado conmigo, habría podido hacer más cosas que me gustan como pintar o cuidar las plantas; pero, tampoco estaban todos los días, así que había tiempo para todo». «De todas formas, estar con ellos era muy agradable y nos hacían mucha compañía», añade.

«Cuando te jubilas, no se ha terminado el mundo; sigues siendo útil para ayudar a la familia, al vecino, a quien lo necesite»

HelpAge International España y la organización de mayores subrayan que la figura del abuelo o abuela no debe limitarse al papel tradicional de persona cuidadora, sino entenderse desde el derecho a la libertad personal y al disfrute, libre de imposiciones sociales. «Los abuelos y abuelas del siglo XXI son personas mucho más autónomas y activas, incluso laboralmente en algunos casos; a su vez, tienen una concepción más cercana y afectiva de la familia y están cada vez más conectadas digitalmente», subraya Jesús Norberto Fernández, presidente de la Plataforma de Mayores y Pensionistas.

«Juegamos a las chapas y con la consola»

Francisco Muñoz tiene 85 años, 12 nietos y cinco bisnietos. Fue presidente de la Asociación de Abuelos de España durante casi 20 años, desde la que hizo una labor de concienciación social sobre lo que hoy significa ser abuelo o abuela. «Cuando te jubilas, no se ha terminado el mundo. Sigues siendo útil para ayudar a la familia, al vecino, a quien lo necesite», asegura. «Mis nietos han aprendido a jugar a las chapas conmigo. Y a las tabas que les hice yo mismo con huesos de pata de cordero. Pero también yo juego a la videoconsola», cuenta Francisco, uno de los testimonios recogidos en el estudio de la entidad de infancia, que aconseja seguir estudiando y formándose siempre: «Si tu nieto ve que eres experto en algo, te preguntará y te pedirá consejo. Si no, serás un cero a la izquierda».

Otro caso es el de Fernando López, de 69 años y con cinco nietos. Explica que se perdió la infancia de sus hijos por el trabajo y que ahora quiere disfrutar de sus nietos, aunque advierte: «Yo estoy con ellos, pero no los crío. Eso lo hacen los padres». Tanto abuelos como abuelas destacan que si los niños se portan bien no les supone ningún esfuerzo quedarse con ellos: de hecho, dicen, les compensa. En algunos casos estar con los nietos les da la motivación para hacer actividades que ellos solos no harían y que les permiten ejercitar cuerpo y mente. «Salíamos al bosque a pasear hasta la fuente y también pasábamos mucho rato con los juegos de mesa«, recuerda Margarita. Ser abuelo o abuela hoy va mucho más allá de cuidar. Es compartir, adaptarse y seguir dejando huella en una familia que sigue creciendo.

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