Las temperaturas cada vez más altas que sufrimos cada verano en España no solo hacen más difícil el día a día, sino que, como ha reconocido recientemente el Ministerio para la Transición Ecológica, repercuten directamente en la esperanza y la calidad de vida de la población. Desde que se activó el Plan Nacional de Actuaciones Preventivas por Altas Temperaturas, ya se contabilizan 1.180 muertes atribuibles al calor extremo.
Y no solo hablamos de calor: como sucedió el pasado 29 de octubre en la Comunidad Valenciana, cuando una DANA causó graves inundaciones y la pérdida de vidas humanas, el cambio climático también golpea desde otros flancos.
Las tormentas intensas, las lluvias torrenciales, los vientos huracanados o el granizo cada vez más violento ya no son episodios aislados sino la nueva normalidad. Eso lo ha explicado con detalle Mar Gómez, doctora en física y meteoróloga en el portal eltiempo.es, en una entrevista en Cadena SER, donde ha lanzado una advertencia tan visual como inquietante: “Este verano hemos registrado anomalías de más de 7 grados en algunos puntos. Es una barbaridad. 7 grados por encima de la media es algo que no tiene precedentes”.
Más calor, más vapor y tormentas más severas
Mar Gómez deja claro a lo largo de la conversación que el problema no es solo que haga más calor, sino que la atmósfera responde de forma más agresiva: “En la medida que tenemos más calor en nuestra atmósfera, tenemos más vapor de agua”, lo que significa que hay más disponibilidad para que se formen nubes más poderosas, para que haya más precipitación y para que esas lluvias sean más intensas.
Si a eso se le suma el aumento de la temperatura del mar, especialmente del Mediterráneo, el cóctel está servido: “El Mediterráneo es como una olla a presión” que se acumula calor durante meses y que al recibir una entrada de aire frío en altura explota en forma de tormentas violentas: «cuando entra un poquito de aire frío en altura, se crea un perfil muy inestable y se generan esas tormentas tan severas que descargan esas cantidades de agua”.
También matiza que es un error pensar que esas lluvias torrenciales puedan solucionar el problema de la sequía: “Normalmente estas cantidades de agua descargan una gran cantidad, que no tiene por qué caer en el embalse donde nos viene bien que se recolecte ese agua”.
DANAs más frecuentes y más destructivas
En un artículo publicado meses antes, la meteoróloga ya había analizado con mayor profundidad el aumento previsto de episodios de DANA en nuestro país. Técnicamente conocidas como Depresiones Aisladas en Niveles Altos, estas formaciones son cada vez más frecuentes, más intensas y más prolongadas. Han pasado de ser un fenómeno típicamente otoñal a estar presentes durante casi nueve meses al año.
Según las proyecciones climáticas citadas por Gómez, el mar Mediterráneo ha experimentado un aumento de 0,8 ºC en el último siglo, con un calentamiento acelerado desde 1980. Esto ha llevado a que las DANAs, que necesitan una masa de aire frío en altura chocando con aire muy cálido y húmedo en superficie, encuentren cada vez más combustible para generar lluvias torrenciales.
En palabras de la meteoróloga, todo este proceso está llevando a que las tormentas “descarguen entre 100 y 200 litros por metro cuadrado en tan solo una hora”.
No duda en señalar al cambio climático como origen de esta nueva dinámica meteorológica: “Estamos viviendo un momento de muchos fenómenos meteorológicos muy extremos y añadía que el tiempo “se ha vuelto un poco loco, relacionado con la actividad humana y todo el calentamiento global que estamos teniendo”.