Por Javier Kittlein
Escritor
El autor vuelca toda su experiencia en analizar la enfermedad
Cuando recibís un diagnóstico de cáncer, de golpe parece que el mundo entero tiene una historia para contarte. Historias de dolor, de miedo, de resistencia… y también de esperanza. Pero muchas veces, esas historias vienen con una advertencia o con un consuelo que no siempre es tan inocente: “No te preocupes, yo lo pasé y no fue nada”. “Uy… prepárate, yo la pasé horrible”.Y ahí, sin querer, estamos depositando en la otra persona nuestro peso o nuestra liviandad. Le estamos diciendo: “Tu camino va a ser igual que el mío”. Y eso no es cierto.
Cada cuerpo es un mundo. Cada cáncer es distinto.Cada tratamiento actúa de manera diferente. No hay dos procesos iguales, ni aunque el diagnóstico sea idéntico en un papel médico.
Compartir nuestra experiencia no está mal. De hecho, puede ser valioso, inspirador o útil… si lo hacemos con cuidado. La diferencia está en el cómo: «En mi caso, esto fue lo que viví, pero no significa que sea lo que te va a pasar». «Te va a ir igual que a mí»
Porque cuando decís “No te va a pasar nada” y después esa persona sufre efectos secundarios, no solo se siente mal físicamente… también siente que nadie le dijo la verdad. Y cuando decís “Te vas a sentir muy mal” y después no sucede, la hiciste vivir semanas de miedo innecesario.
Acompañar a alguien en su camino contra el cáncer no es proyectar tu historia en la suya. Es escuchar más de lo que hablás. Es sostener más de lo que aconsejás. Es aceptar que tu verdad no es la verdad de todos.
La mejor manera de ayudar es ofrecer tu hombro, no tu pronóstico.
Estar ahí, presente, para lo que sea que venga…
porque lo único que tenemos en común es que ninguno sabe exactamente qué va a pasar.
#cáncerdemama
#cuidadoresdomiciliarios
#centrooncologicointegral
#Ca´ncerDePro´stata
#oncología #cáncerdemama
#cáncer #oncologia #ca´ncerdemama #pacientesoncológicos #cuidadoresdepessoas #oncologiapediatrica #cancer #câncer